1. Conoce tu piel

Este tema es fundamental para una mejor comprensión de todo lo que se relaciona con los procesos dinámicos que ocurren en ella, sus necesidades de prevención de defectos y la mejor elección de estrategias y rutinas para su cuidado.

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y constituye la primera línea de defensa contra el ambiente exterior. Su estructura y función son fundamentales para la protección del cuerpo frente a factores como los patógenos, los agentes físicos (como el sol o el frío), y los productos químicos. A lo largo de la vida, la piel experimenta una serie de transformaciones, especialmente a partir de los 20 años, cuando comienzan a manifestarse los primeros signos del envejecimiento.

¿Qué es la piel?

La piel está compuesta por tres capas principales: la epidermis, la dermis y la hipodermis.

  • Epidermis: Es la capa más superficial, responsable de la protección contra los agentes externos. Contiene melanocitos, que producen melanina, el pigmento que da color a la piel y la protege de los efectos nocivos del sol. Esta capa se renueva constantemente, cada 28 días todas las células se renuevan con células nuevas que se generan en la capa más profunda de la epidermis. Esta renovación es más rápida en la infancia y se ralentiza a lo largo de nuestra vida pasando de un periodo de 14 días aproximadamente en bebés y niños a uno de 45-85 días en adultos de 50 años.
  • Dermis: Ubicada debajo de la epidermis, contiene colágeno, elastina y fibras de tejido conectivo, que le proporcionan firmeza y elasticidad. Además, alberga los vasos sanguíneos, las glándulas sudoríparas y las terminaciones nerviosas.
  • Hipodermis (tejido subcutáneo): La capa más profunda, formada principalmente por tejido graso, que actúa como aislante y reserva energética.

 

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